miércoles, junio 20, 2007

... La Fragancia de la Soledad ...


En el preciso instante en el que llora la soledad
por no tener con quién saltar los charcos,
En el instante en el que ella ya no siente
y solo añora los inútiles girones del viento del recuerdo.
Cuando se hunde entre los párpados del insomnio
Cuando busca desesperada , el abrazo cálido que la arrope.
Siempre ella , callada , oscuramente enamorada
del vacío de unas sábanas.
Siempre cansada de nadar en mares perdidos,
Acariciando la ternura del beso dormido.
Ella , que también llora
Ella , que también siente
Ella , que se ahoga entre los zumbidos del eco tardío del pasado
Ella , que trenzó en las nubes el más bello de los océanos
Ella , que silencia a todos los corazones
Ella que sagró lágrimas de escarcha...

domingo, junio 17, 2007

El Amor Difícil __ Luis García Montero

Quizá tú no me viste,
quizá nadie me viese tan perdido,
tan frío en esta esquina.
Pero el viento pensó que yo era piedra
y quiso con mi cuerpo deshacerse.

Si pudiera encontrarte,
quizá, si te encontrase, yo sabría
explicarme contigo.

Pero bares abiertos y cerrados,
calles de noche y día,
estaciones sin público,
barrios enteros con su gente, luces,
teléfonos, pasillos y esta esquina, nada saben de ti.

Y cuando el viento quiere destruirse
me busca por la puerta de tu casa.

Yo le repito al viento
que si al fin te encontrase,
que si tú aparecieses,
yo sabría explicarme contigo.

jueves, junio 14, 2007

... Congelando un Momento ...


Si tú vida depende de Mí
Entonces dame las gracias
Ni un sólo instante dejo escapar tu Recuerdo.

A la hora en que los mares callan
cuando la espuma de las olas se enredan
en el placido costado de un coral,
Allí fui para poder verte en el reflejo de la brisa.

domingo, junio 10, 2007

El Brindis del Bohemio __ Guillermo Aguirre y Fierro




En torno de una mesa de cantina,
en una noche de invierno,
regocijadamente departían
seis alegres bohemios.

Los ecos de sus risas escapaban
y de aquel barrio quieto
iban a interrumpir el imponente
y profundo silencio.

El humo de olorosos cigarrillos
en espirales se elevaba al cielo,
simbolizando al revolverse en nada,
la vida de los sueños.

Pero en todos los labios había risas,
inspiración en todos los cerebros,
y, repartidas en la mesa, copas
pletóricas de ron, whisky o ajenjo.

Era curioso ver aquel conjunto,
aquel grupo bohemio,
del que brotaba la palabra chusca,
la que vierte veneno,
lo mismo que, melosa y delicada,
la música de un verso.

A cada nueva libación, las penas
hallábanse más lejos
del grupo, y nueva inspiración llegaba
a todos los cerebros,
con el idilio roto que venía
en alas del recuerdo.

Olvidaba decir que aquella noche,
aquel grupo bohemio
celebraba entre risas, libaciones,
chascarrillos y versos,
la agonía que un año que amarguras
dejó en todos los pechos,
y la llegada, consecuencia lógica,
del "feliz año nuevo".

Una voz varonil dijo de pronto:
-Las doce compañeros;
Oigamos el "requiéscat" por el año
que ha pasado a formar entre los muertos.
¡Brindemos por el año que comienza!
porque nos traiga ensueños,
porque no sea su equipaje un cúmulo
de amargos desconsuelos...

-Brindo, dijo otra voz, por la esperanza
que a la vida nos lanza,
de vencer los rigores del destino;
por la esperanza, nuestra dulce amiga,
que las penas mitiga
y convierte en vergel nuestro camino.

Brindo porque ya hubiese a mi existencia
puesto fin con violencia
esgrimiendo en mi frente mi venganza;
si en mi cielo de tul limpio y divino
no alumbrara mi sino
una pálida estrella: mi esperanza.

-¡Bravo! -dijeron todos-, inspirado
esta noche has estado
y hablaste bueno, breve y substancioso.
El turno es de Raúl, alce su copa
y brinde por... Europa,
ya que su extranjerismo es delicioso...

-Bebo y brindo -clamó el interpelado-;
brindo por mi pasado,
que fue de luz, de amor y de alegría,
y en el que hubo mujeres seductoras
y frentes soñadoras
que se juntaron con la frente mía.

Brindo por el ayer que en la amargura
que hoy cubre de negrura
mi corazón, esparce sus consuelos
trayendo hasta mi mente las dulzuras
de goces, de ternuras,
de dichas, de deliquios, de desvelos.

-Yo brindo -dijo Juan-, porque en mi mente
brote un torrente
de inspiración divina y seductora;
porque vibre en las cuerdas de mi lira
el verso que suspira,
que sonríe, que canta y que enamora.

Brindo porque mis versos cual saetas
lleguen hasta las grietas
formadas de metal y de granito,
del corazón de la mujer ingrata
que a desdenes me mata...
¡pero que tiene un cuerpo muy bonito!

Porque a su corazón llegue mi canto,
porque enjuguen mi llanto
sus manos que me causan embelesos;
porque con creces mi pasión me pague...
¡Vamos! porque me embriague
con el divino néctar de sus besos.

Siguió la tempestad de frases vanas,
de aquellas tan humanas
que hallan en todas partes acomodo,
y en cada frase de entusiasmo ardiente,
hubo ovación creciente,
y libaciones, y reír y todo.

Se brindó por la Patria, por las flores,
por los castos amores
que hacen un valladar de una ventana,
y por esas pasiones voluptuosas
que el fango del placer llena de rosas
y hacen de la mujer la cortesana.

Sólo faltaba un brindis, el de Arturo,
el del bohemio puro,
de noble corazón y gran cabeza;
aquel que sin ambages declaraba
que sólo ambicionaba
robarle inspiración a la tristeza.

Por todos estrechado, alzó la copa
frente a la alegre tropa
desbordante de risas y de contento;
los inundó en la luz de una mirada,
sacudió su melena alborotada
y dijo así, con inspirado acento:

-Brindo por la mujer, mas no por esa
en la que halláis consuelo en la tristeza,
rescoldo del placer ¡desventurados!
no por ésa que os brinda sus hechizos
cuando besáis sus rizos
artificiosamente perfumados.

Yo no brindo por ella, compañeros,
siento por esta vez no complaceros.
Brindo por la mujer, pero por una
por la que me brindó sus embelesos
y me envolvió en sus besos,
por la mujer que me arrulló en la cuna.

Por la mujer que me enseñó de niño
lo que vale el cariño
exquisito, profundo y verdadero;
por la mujer que me arrulló en sus brazos
y que me dio en pedazos,
uno por uno su corazón entero.

¡Por mi madre! bohemios, por la anciana
que piensa en el mañana
como en algo muy dulce y muy deseado,
porque sueña tal vez, que en mi destino
me señala el camino
por el que volveré pronto a su lado.

Por la anciana adorada y bendecida,
por la que con su sangre me dio vida,
y ternura y cariño;
por la que fue la luz del alma mía,
y lloró de alegría
sintiendo mi cabeza en su corpiño.

Por esa brindo yo, dejad que llore,
que en lágrimas desflore
esta pena letal que me asesina;
dejad que brinde por mi madre ausente
por la que llora y siente,
que mi ausencia es un fuego que calcina.

Por la anciana infeliz que sufre y llora
y que del cielo implora
que vuelva yo muy pronto a estar con ella;
por mi madre, bohemios, que es dulzura
vertida en amargura
y en esta noche de mi vida, estrella...

El bohemio calló; ningún acento
profanó el sentimiento
nacido del dolor y la ternura:
y pareció que sobre aquel ambiente
flotaba inmensamente
un poema de amor y de amargura.

martes, junio 05, 2007

... Robando Flores ...


Hoy es Martes... Así es -Hoy es Martes.... (Ya todos saben que es martes) ¿Por qué sigo escribiendo que es martes?
-Le robe un Pétalo a una Flor... Es martes y me llamaste-
Yo escribiendo de una muralla y suena el Móvil..
-Ring,Rign,Rign-Dejo la pluma y agarro el cel- ¿Esa es la magia de robar un pétalo?

-Pero hoy es Martes y llamaste.

En la estación del tren se me perdió un Sueño .
Se escapo cuando dijeron que abriera la maleta.
Se me perdió un sueño...Se me perdió un sueño ...

lunes, junio 04, 2007

Diabulus in Música__ Espido Freire



- Es curioso. Al menos a mí me resulta curioso. ¿A qué le tienes miedo? -me dijo, acariciándome el pelo.
Yo cerré los ojos. A Balder, pensé. Al que nunca duerme.
- A lo que no veo -intenté explicar-. A la sanguijuela que vive en mi estómago, que lo araña a veces y me causa tanta angustia, tanto dolor... Puede masticarse. Sabe a barro, a sangre, al agua de mar que alguna vez he tragado al nadar; y amarga dentro.
Tengo miedo a quedarme sola, porque sé que sola nada puedo hacer contra el pánico. Pero cuando estoy con alguien, nunca soy yo. Nunca digo lo que siento, lo que realmente me quema. Huirían. Creerían que estoy loca.
Enferma. Resulta ya duro que rechacen a quien no soy, a la coraza que me protege. No resistiría que huyeran de quien realmente soy
-me hubiera gustado llorar. Hubiera sido lo propio llorar, pero sólo sentía una desazonadora aridez en los ojos, como si en lugar de a la verdad los hubiera expuesto demasiado tiempo al sol.
- Tienes miedo a lo invisible -dijo él- porque ni siquiera te detienes a fijarte en lo visible.
Frente a eso sí deberías temer. Lo que llevas dentro, sea sangre, sean monstruos, eres tú.
Son tuyos. No te harán daño. Te acosan, te mantienen viva.
Así cierras los ojos a la realidad que se te echa encima cuando despiertas por la mañana y compruebas que has de continuar.

viernes, junio 01, 2007

El Laberinto de la Soledad__Octavio Paz


El mexicano se esconde bajo muchas máscaras, que luego arroja un día de fiesta o de duelo, del mismo modo que la nación ha desgarrado todas las formas que la asfixiaban. Pero no hemos encontrado aún esa que reconcilie nuestra libertad con el orden, la palabra con el acto y ambos con una evidencia que ya no será sobrenatural, sino humana: la de nuestros semejantes. En esa búsqueda hemos retrocedido una y otra vez, para luego avanzar con más decisión hacia adelante. Y ahora, de pronto, hemos llegado al límite: en unos cuantos años hemos agotado todas las formas históricas que poseía Europa. No nos queda sino la desnudez o la mentira. Pues tras este derrumbe general de la Razón y la Fe, de Dios y la Utopía, no se levantan ya nuevos o viejos sistemas intelectuales, capaces de albergar nuestra angustia y tranquilizar nuestro desconcierto; frente a nosotros no hay nada. Estamos al fin solos. Como todos los hombres. Como ellos, vivimos el mundo de la violencia, de la simulación y del "ninguneo": el de la soledad cerrada, que si nos defiende nos oprime y que al ocultarnos nos desfigura y mutila. Si nos arrancamos esas máscaras, si nos abrimos, si, en fin, nos afrontamos, empezaremos a vivir y pensar de verdad. Nos aguardan una desnudez y un desamparo. Allí, en la soledad abierta, nos espera también la trascendencia: las manos de otros solitarios. Somos, por primera vez en nuestra historia, contemporáneos de todos los hombres.



Un Saludo desde Aquí a la Distancia